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Alumnos se despiden en Graduación 2019

Muy buenos días compañeros, profesores, apoderados y público presente.

En este último discurso que daremos como generación, queremos recordar nuestra historia escolar. Esta es la última asamblea, será la última vez que nos veremos unos a otros vestidos de uniformes. Hoy daremos por finalizada esta linda etapa, sabiendo que de ahora en adelante, empezaremos un nuevo camino.

 

Es increíble pensar que el viaje que se inició hace 15 años termine ahora, en el 2019 con este discurso.

Muchos de nosotros llegamos a este colegio cuando apenas teníamos 3 años y en ese instante empezamos a formar esta linda generación, que con el paso de los años fue aumentando, hasta llegar a lo que somos hoy. Varios de nuestros compañeros ya no están en este colegio, pero así como la  gente se va, también llegan, formando una nueva familia que nunca olvidará todo lo vivido.

 

Como última instancia,  como generación, queremos recordar algunas anécdotas que hemos compartido juntos.

¿Cómo olvidarnos de cuando estábamos en cuarto básico, y nos dijeron que ya no usaríamos más delantal? Todos estábamos emocionados porque ahora al fin seríamos “grandes”. Hasta que llegamos al año siguiente y aun no podíamos dejar de lado el delantal porque éramos muy pequeño. Asimismo, pasó con el sueño de todo estudiante del San Nicolas “almorzar en el patio”, y adivinen qué pasó… nos lo pospusieron para el año siguiente, y así comenzó la historia de una de las generaciones más yetas del colegio.

 

Pasaron los años y llegamos a 6to básico, el año donde vivimos la maravillosa sexta ruta. Fue nuestro primer viaje lejos de casa, acompañados de 20 horas de Américo, las que fueron suficientes como para aprendernos el álbum completo y terminar por odiar al cantante. Fue un viaje que quedaría en nuestra memoria debido a que cuando miramos al cielo hoy en día es inevitable recordar las consteleichon de Don Clemente. Está lleno de recuerdos, memorias y risas donde nuestra carcajada más grande fue cuando uno de nuestros compañeros dio un paso en falso y cayó a un pozo con agua estancada.

 

Dos años después llegó la esperada Octava Aventura. Siempre fue un misterio, existía el mito de ser una experiencia secreta, debido a que nadie sabía lo que sucedía en ese viaje. Simplemente había que vivirlo para descubrir qué sucedía ahí. Nunca olvidaremos todos los que se cayeron de la burrita ni de todas las emocionantes experiencias que vivimos como una verdadera familia. Tanto nos marcó, que muchos de nosotros decidimos seguir yendo a la octava aventura desde una perspectiva diferente, como parte del equipo de pastoral.

 

Nuestra última aventura como generación fue nuestro querido viaje de estudios en la Isla de Pascua, sucedieron muchas cosas inolvidables, tales como esos nuevos amores bajo las palmeras de la Isla, la cantidad de compañeros insolados, varios lesionados y la épica caída de la miss Jouse del bote. Ahí pudimos conocer una nueva cultura y a los nativos de la isla, disfrutar del sol y de las miles de fotos que marcan una huella de esa experiencia.

Volviendo a ser la generación mas yeta, nos llevaron al museo un día lunes, día en el que  los museos están cerrados mundialmente, por lo que tuvimos que recorrer el centro de Santiago caminando bajo unos 30 grados de calor. También, fuimos a Valparaíso, donde nos prometieron almorzar una rica chorrillana, nuevamente una falsa expectativa, pues terminamos almorzando en el mall.

 

Después de la interminable mala racha que tuvimos, comenzamos a ser la generación dorada del colegio, ganando las alianzas en III medio y posteriormente dejamos el corazón por una ilusión, todos juntos siendo el primero, saliendo IV bicampeón.

 

Es imposible relatar todas las anécdotas y experiencias que hemos vivimos como generación, ya que estaríamos acá por días. Pero sabemos que cada momento está guardado en nuestros corazones, y que nunca podrán ser olvidados, ya que marcaron nuestra época escolar y tuvieron un significado especial para cada uno de forma única y permanente.

 

Hoy, después de todo lo vivido, nos hemos convertido en una verdadera familia, compuesta de diferentes personalidades y experiencias de vida, pero conectados por el tremendo amor que sentimos entre nosotros y al colegio. Tenemos algo especial, y eso es la motivación y la organización que nos destacan como una generación que siempre quiso hacer todo de la mejor forma posible. De esta misma manera, quisimos dejar un legado distinto en el colegio, nuestra “intervención de IV medio” actividad organizada para la comunidad escolar, dejando una linda huella de nuestra parte. Fue esa unión y pasión por lo que hacemos lo que nos llevó a ser reconocidos, gracias a nuestros esfuerzos y dedicación. Estamos tremendamente orgullosos de la generación que somos, y sabemos con certeza de que a cada uno de nosotros nos irá bien en el futuro, gracias a los valores entregados por nuestro queridísimo colegio.

 

Estos valores fueron dados por nuestros apasionados y valientes profesores, que han dedicado sus vidas a educarnos. Nuestras familias y amigos siempre dejan huellas en nuestras historias, pero sin duda, quienes ayudan a formarnos como personas, además de nuestros padres, son los profesores, que día a día se esforzaron por darnos su apoyo y enseñarnos de la mejor manera posible.

 

Queremos agradecer a todos los profesores que nos exigieron porque sabían que podíamos dar más, los que nos retaron porque veían el potencial en nosotros y querían que brillara, por reírse con nosotros y tenernos paciencia incluso cuando éramos tan solo unos niños inquietos. A todo profesor que vio en nosotros algún talento oculto y usó todo lo que tenía a su alcance para potenciarlo. Que no dejó de creer en nosotros incluso cuando dudamos de nosotros mismos. A quienes no les importaba explicarles la materia a los alumnos cuántas veces fuera necesario, porque de verdad les importaba que aprendiéramos. También a quienes nos guiaron en el camino, cuando habíamos perdido el rumbo, que fueron una fuente de luz cuando algunos estuvimos sumidos en la oscuridad. Que nos entregaron palabras de aliento y consejos cuantas veces lo necesitáramos.

Queremos agradecerlo, porque sabemos que la relación que tuvimos con los profesores del San Nicolás no existe en todas partes. Por todo eso, y mucho más, gracias.

Querida comunidad del San Nicolás, muchas gracias por acogernos de la mejor manera, por darnos herramientas para el futuro, la oportunidad de desarrollarnos, por creer y por siempre estar pendientes de nosotros.

Estamos tan agradecidos de terminar nuestra última y maravillosa etapa en este colegio, que para muchos fue su hogar durante 15 años, y para otros menos, pero que de igual forma se convirtió en una segunda casa llena de amor para todos.

Aunque estamos muy emocionados por lo que se viene, extrañaremos nuestro colegio.

 

Queremos finalizar deseándole lo mejor a nuestros compañeros y profesores. No tenemos mucho más que decir, aparte de expresar el tremendo amor que sentimos por cada una de las personas que arman nuestro colegio.

 

 

Gracias Colegio San Nicolás Diacono, nos despedimos con mucho amor y tristeza. Nunca los olvidaremos.

Generación 2019.

 

(escrito por: Constanza Crema, Diego Plaza, Florencia Trivelli y Javiera Valderrama)

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